¿Cuántos tipos de injertos de grasa existen?
Como técnica quirúrgica, los injertos de grasa han pasado por numerosas fases de conocimiento. Desde los primeros inicios allá por 1893 hasta hoy, hemos aprendido mucho sobre su utilidad, su funcionamiento, sobre cómo evitar complicaciones y cómo mejorar los resultados. La cuestión que planteamos hoy es: Cuántos tipos de injertos de grasa existen actualmente y cómo deben emplearse.
Biología básica de los injertos de grasa.
Un injerto de grasa no es ni mas ni menos que una forma de emplear pequeños fragmentos de este tejido para obtener un resultado estético o médico, normalmente inyectándolos en la zona corporal elegida. Los injertos de grasa han sido ampliamente utilizados desde hace más de dos décadas para múltiples propósitos terapéuticos. Lo que inicialmente se usó únicamente para aumentar volúmenes hoy es usado también para revitalizar y reestructurar tejidos dañados. Esta utilidad viene necesariamente precedida de la supervivencia de las células que componen el tejido adiposo injertado. Si las células injertadas no sobreviven la grasa injertada no tendrá ninguna utilidad duradera. Para asegurar la máxima supervivencia de la grasa injertada es preciso ejecutar correctamente los tres pasos fundamentales de la técnica:
Obtención de la grasa:
Es quizá el paso mas critico porque en el obtendremos los fragmentos de tejido adiposo del tamaño y calidad adecuados. Los tamaños mas adecuados, para que sobreviva el mayor porcentaje de grasa posible, oscilan entre 1 y 3 milímetros.
Procesado de la grasa:
Existe bastante controversia sobre cual es la mejor estrategia. Lo básico, en cualquier caso, es eliminar la mayor cantidad de “impurezas” posible, bien usando centrifugación, filtrado o decantación. Habrá que tener cuidado, en cualquiera de los casos, con NO eliminar también sustancias y componentes importantes que nos ayudarían en la supervivencia e integración. En más de 25 años, y más de 4000 injertos de grasa, he tenido la oportunidad de emplear diferentes métodos de procesado del tejido adiposo, correspondiendo algunos de los métodos probados a dispositivos comerciales. Hasta la fecha no he comprobado, clínicamente, que ninguno de ellos sea superior al uso adecuado del lavado-decantación (salvo en casos muy concretos), por lo que es el que sigo empleando a día de hoy.
Inyección de la grasa:
Es para mi opinión el segundo paso en importancia. Los fragmentos de grasa han de ser colocados y distribuidos por capas de manera muy precisa, sin “apelotonarlos”, creando una matriz 3D lo mas perfecta posible. Diferentes tamaños de fragmentos pueden ser colocados por capas; los más gruesos en profundidad y los más finos en la superficie.
Diferentes terminologías para nombrar el mismo producto.
Según el tamaño de los fragmentos de grasa que se obtienen se podría hablar de macroinjertos (macrograft, si los fragmentos están en torno a los 3 mm), miniinjertos (minigraft, si están en torno a los 2 mm) o microinjertos (micrograft, si están en torno a 1 mm). Por debajo de este último tamaño algunos hablan de nano fat.
Una clasificación adicional (poco clara) es la que clasifica los injertos en función del volumen procesado-inyectado, considerándose “mega volúmen” aquel que supera los 250 ml de grasa. Personalmente no estoy muy de acuerdo con este término y medida, pero puede ser asumible.
Es posible que haya leído información acerca de técnicas conocidas como Nano Fat, SNIF, MAFT u otros términos. En realidad no se trata tanto de diferencias técnicas notorias si no de nomenclaturas asociadas, en muchas ocasiones, a la mercadotecnia ofrecida por los dispositivos comerciales que se emplean en el proceso.
Diferentes tipos de injertos de grasa y diferentes formas de hacer injertos de grasa.
Hemos visto como podemos considerar diferentes tipos de injertos de grasa basándonos en el tamaño del fragmento que se obtiene o en la magnitud del volumen inyectado. Evidentemente, si nos basamos en los tres pasos básicos de su realización, existen numerosas alternativas en cuanto a como realizar cada uno de ellos, la gran mayoría de ellas también derivadas de dispositivos con intereses comerciales. De aquí vienen las diferentes formas de hacer injertos de grasa con una enorme cantidad de combinaciones, ninguna de las cuales a demostrado ser claramente superior (porque de ser así todos emplearíamos la misma).
– Para la fase de extracción se pueden emplear diferentes dispositivos de vacío y, sobre todo, cánulas muy diversas en cuanto a diámetro y configuración de orificios. Pueden emplearse máquinas de liposucción convencionales, jeringas de uso genérico, jeringas adaptadas comercialmente para obtener injertos, etc. Desde mi experiencia la forma más eficaz es emplear jeringas convencionales de pequeña capacidad acopladas a cánulas de 4,3 y 2 mm y múltiples orificios de entre 1 y 2 mm.
– Para la fase de procesado la oferta de dispositivos es enorme. Desde diferentes formatos y tamaños de centrífugas a multitud de dispositivos de filtración que prometen la obtención de injertos muy purificados de alta calidad o incluso células madre. En estos momentos, y después de haberlos probado casi todos, sigo manteniendo que un lavado cuidadoso y una decantación corta son los mejores pasos para mantener las cualidades óptimas de la grasa y de sus componentes celulares y químicos.
– Para la fase de implantación la oferta se reduce cási exclusivamente a cánulas de diferentes formas y tamaños. Para este paso, no obstante, también existen algunos dispositivos comerciales en forma de pistolas de infiltración más o menos sofisticadas.
Principales usos de cada tipo de injerto de grasa.
Aunque cualquier tipo de injerto de grasa podría valer para cualquier utilidad, en cualquier zona del cuerpo, es importante tener en cuenta que cada tipo de injerto de grasa y su forma de implantación son factores determinantes en el éxito de este tratamiento.
– Inicialmente los injertos de grasa que usan fragmentos de mayor tamaño (macroinjertos) está más indicados para generar volúmenes grandes como es el caso de los aumentos de glúteos o los gemelos. Aquí lo que primará es generar el mayor volumen posible, por lo que se pueden usar los fragmentos de mayor tamaño, sin superar el tamaño máximo recomendado (en torno a los 3 mm).
– Los injertos de grasa de tamaño medio (miniinjertos) tienen su mayor utilidad para generar volúmenes de pequeño tamaño en zonas más delicadas, con espesores de tejido limitados, como la cára, la mama o los tobillos. En estos casos el tamaño de injerto debe ser menor (en torno a 2 mm) ya que la capacidad de nutrición al principio será menor y hay mayor posibilidad de irregularidades.
– Los injertos de tamaño más pequeño (microinjertos) tienen más utilidad para mejorar contornos que para generar volúmenes y, sobre todo, en casos de piel fina. Los contornos son especialmente delicados e importantes en, por ejemplo, la cara, las manos, los dedos o en los tobillos. En estas zonas los fragmentos de injerto deberán ser, como mucho, de 1 mm para optimizar al máximo la supervivencia, la obtención de contornos suaves y la ausencia de irregularidades.
– Fragmentos de injerto menores de 1- 0,5 mm (a veces llamados nano-injertos) suelen traumatizar en exceso el tejido adiposo y son fuente, principalmente, de células regenerativas en escasa cantidad y componentes extra-celulares del tejido conectivo. Su uso estaría más indicado no para obtener volúmenes y contornos sino para mejorar las cualidades de los tejidos.
– Como es lógico, en la mayoría de los casos se suele usar alguna combinación de tamaños. Por ejemplo en la cara se suelen emplear miniinjertos profundos para generar pequeños volúmenes en pómulos o mentón y microinjertos superficiales para suavizar estos volúmenes y obtener unos contornos óptimos.